por Adolfo Fuentealba Somov Oficial (R) de Ejército.
Desde joven siempre fue mi deseo conocer la Patagonia austral, tierra que siempre considere misteriosa y a la vez mágica. El destino se encargo que este anhelo de juventud se cumpliera y fue así que al terminar mi Curso Básico del Oficial Subalterno tuve la oportunidad de elegir mi destinación en una unidad con asiento en esas tierras.
En Enero de 2001, emprendí el viaje a mi nueva destinación, al Regimiento de Caballería Blindada N° 5 “Lanceros” de Puerto Natales. Durante el viaje pude apreciar la geografía de estas lejanas tierras y la imponente belleza de sus paisajes.
Siempre ha sido mi costumbre recorrer con cámara en mano las ciudades en las cuales me ha tocado vivir o he tenido la oportunidad de conocer. Y puerto Natales no fue la excepción. Una vez instalado, tome mi cámara y salí a caminar. Durante mi recorrido por la ciudad me encontré con un curioso letrero blanco escrito en hebreo, que estaba instalado en un poste eléctrico casi al frente de la Comisaría de la ciudad. Esto me hizo recordar inmediatamente las frecuentes visitas de militares israelíes a nuestra Patagonia. En el acto tome una fotografía de este “interesante” aviso. Me acerque al letrero y lo único que se podía leer en español era: “Magallanes 646”. Inmediatamente conseguí un mapa de la ciudad y ubique la calle que se encuentra detrás del hospital. Me fui caminando y encontré la dirección. Resulto ser un hostal llamado “Mónica” que tenía en su ventana un letrero en hebreo. Me llamo la atención que al lado de este “Hostal” habían 02 camionetas Ford blancas con sus vidrios polarizados. Me dirigí al acceso del hostal y vi una patente de “Expendio de Bebidas Alcohólicas” y la leyenda “Fuente de Soda”. Como la puerta estaba cerrada golpee y me abrió la puerta una mujer. Le pregunte si podía pasar a tomar una bebida y ella me dijo que no, porque “era un local exclusivo para israelíes”. Le replique que si en el exterior dice « Fuente de Soda » cualquier persona podría pasar. Me insistió que no se podía ya que “nos pagan por mantener la exclusividad, además mi hijo viaja todos los años a Israel y le pagan todo”.
¡PATAGONIA SIN SIONISTAS!
Desde joven siempre fue mi deseo conocer la Patagonia austral, tierra que siempre considere misteriosa y a la vez mágica. El destino se encargo que este anhelo de juventud se cumpliera y fue así que al terminar mi Curso Básico del Oficial Subalterno tuve la oportunidad de elegir mi destinación en una unidad con asiento en esas tierras.
En Enero de 2001, emprendí el viaje a mi nueva destinación, al Regimiento de Caballería Blindada N° 5 “Lanceros” de Puerto Natales. Durante el viaje pude apreciar la geografía de estas lejanas tierras y la imponente belleza de sus paisajes.
Siempre ha sido mi costumbre recorrer con cámara en mano las ciudades en las cuales me ha tocado vivir o he tenido la oportunidad de conocer. Y puerto Natales no fue la excepción. Una vez instalado, tome mi cámara y salí a caminar. Durante mi recorrido por la ciudad me encontré con un curioso letrero blanco escrito en hebreo, que estaba instalado en un poste eléctrico casi al frente de la Comisaría de la ciudad. Esto me hizo recordar inmediatamente las frecuentes visitas de militares israelíes a nuestra Patagonia. En el acto tome una fotografía de este “interesante” aviso. Me acerque al letrero y lo único que se podía leer en español era: “Magallanes 646”. Inmediatamente conseguí un mapa de la ciudad y ubique la calle que se encuentra detrás del hospital. Me fui caminando y encontré la dirección. Resulto ser un hostal llamado “Mónica” que tenía en su ventana un letrero en hebreo. Me llamo la atención que al lado de este “Hostal” habían 02 camionetas Ford blancas con sus vidrios polarizados. Me dirigí al acceso del hostal y vi una patente de “Expendio de Bebidas Alcohólicas” y la leyenda “Fuente de Soda”. Como la puerta estaba cerrada golpee y me abrió la puerta una mujer. Le pregunte si podía pasar a tomar una bebida y ella me dijo que no, porque “era un local exclusivo para israelíes”. Le replique que si en el exterior dice « Fuente de Soda » cualquier persona podría pasar. Me insistió que no se podía ya que “nos pagan por mantener la exclusividad, además mi hijo viaja todos los años a Israel y le pagan todo”.
Ante la respuesta de la mujer no tuve más opción que seguir con mi recorrido por la ciudad.
Los viajes pagados son una excelente forma de “convencer” a nuestros compatriotas. Esto no sólo pasa en la Patagonia, también pasa en el Congreso, en donde todos los años son invitados diputados y senadores a Israel, con todos los gastos pagados para que conozcan el “vergel del medio oriente”. Realmente es eficiente el lobby israelí en el congreso y su proceso de “lavado de cerebro” respecto a lo que realmente ocurre en Palestina. La actividad de este lobby coincide con la extraña celebración del Januka en la Moneda el pasado mes de Diciembre.
Los viajes pagados son una excelente forma de “convencer” a nuestros compatriotas. Esto no sólo pasa en la Patagonia, también pasa en el Congreso, en donde todos los años son invitados diputados y senadores a Israel, con todos los gastos pagados para que conozcan el “vergel del medio oriente”. Realmente es eficiente el lobby israelí en el congreso y su proceso de “lavado de cerebro” respecto a lo que realmente ocurre en Palestina. La actividad de este lobby coincide con la extraña celebración del Januka en la Moneda el pasado mes de Diciembre.
Meses después tuve la oportunidad de conversar con un suboficial de Carabineros que estaba destinado en el Retén de la villa Cerro Castillo. Durante la conversación le pregunte por las frecuentes visitas de “turistas” israelíes a la zona. El suboficial inmediatamente me dijo: “no me diga nada mi Teniente, estos tipos son de lo peor”, sorprendido le pregunte que le había pasado para tener esa opinión y me contó que en una oportunidad pasaron frente al reten 10 israelíes y uno de ellos se acerco a la guardia a pedir una “pita” para amarrar sus carpas, ya que habían perdido las suyas. El suboficial les dijo que no tenían y el israelí se retiro. Al minuto se acerca otro carabinero y le dice al suboficial que salga en forma urgente. Al salir, ve al mismo “turista” arriando nuestra bandera para sacarle la driza y llevársela. La reacción de Carabineros fue inmediata, procediendo a golpear a los israelíes, lo cuales no se defendieron y solo pidieron que no los denunciaran a la embajada. Esto demuestra claramente la prepotencia y el nulo respeto que estos “turistas” tienen por nuestro país. Por eso les da lo mismo quemar 14 mil hectáreas de un parque nacional.
Estas situaciones me hicieron recordar las pretensiones territoriales que históricamente ha tenido el sionismo en nuestra Patagonia y me demostraron que el “Plan Andina” más que una creación de nacionalistas trasnochados es una inquietante realidad.
Estas situaciones lógicamente las comente con mis camaradas de armas y mis superiores. Mis camaradas de la Escuela Militar ya estaban al tanto de las pretensiones israelíes, por mis continuos “discursos” nocturnos en las cuadras de la escuela sobre este tema. Los otros oficiales lo tomaban a broma y me decían que estaba viendo “enanitos verdes”.
A través de un amigo, recibí un folleto titulado “Se acabo Chile”, publicado por el escritor Miguel Serrano, en donde se daban datos específicos sobre esta intromisión sionista en el sur de Chile. Como recibí varios ejemplares los repartí entre los oficiales de la unidad. Las bromas continuaron, pero una semana después ya algunos empezaron a preocuparse sobre este tema y no hicieron más bromas. Como era de esperar, el S-2 del regimiento comenzó a poner ojo en mis actividades privadas y profesionales. Tiempo después, mientras estábamos realizando un asado de camaradería en el Casino de Oficiales, pasaron frente a nosotros dos camionetas Ford blancas (las mismas del hostal) con sus focos encendidos, llevando el chofer de la primera camioneta la bandera israelí flameando en un mástil. Todos los oficiales vieron esta escena y una vez que pasaron las camionetas, todas las miradas se centraron en mi, ante las cuales conteste: “ven, esto no es broma”.
Muy cerca de Puerto Natales hay un pueblito argentino llamado “Río Turbio”, al cual muchos de nosotros íbamos a esquiar. En una oportunidad partí demasiado temprano y encontré el centro de esquí “Valdelen” cerrado. A pocos metros estaba el cuartel de la Gendarmería Argentina y de guardia estaba un suboficial, el cual, al verme solo y esperando, me hizo una seña para que me acercara. Lo hice y me invito a tomar un mate para pasar el frío. Mientras tomaba mi mate llego un oficial, el cual me saludo y me pregunto en que andaba. Le explique que venia a esquiar y como había llegado muy temprano no tenia donde siquiera tomar un café. El Teniente se sienta a conversar con nosotros y realmente no pude evitar hacer una pregunta y le dije: “¿Que pasa con los israelíes en la Patagonia?”. El Teniente y el Suboficial se miraron y sonrieron. El oficial me hablo sobre la gran influencia sionista en la Provincia de Santa Cruz, de las ventas del 20% de los territorios de esa provincia a inversionistas israelíes (en esa época era Kirchner el Gobernador), de las constantes visitas de “turistas” israelíes a la provincia y del irrefutable cumplimiento del “Plan Andina”. Además me comento que es de conocimiento general en las fuerzas armadas argentinas el plan sionista de usurpación territorial, lo que contrasta con el desconocimiento que tiene el personal de nuestras Fuerzas Armadas al respecto.
Esta afirmación coincide con la declaración del ex Comandante en Jefe del Ejército Argentino, General Roberto Bendini, quien declaro: “Pequeños grupos israelíes pretenden quedarse con la Patagonia”, quien por presiones del lobby judío argentino tuvo que dejar su cargo.
En Chile es conocida la compra de grandes extensiones de terreno por el “filántropo” ecológico Douglas Tompkins. Es de conocimiento público que la ecología no es la verdadera motivación de sus compras. El no es el único, hay otros extranjeros y nacionales vinculados al sionismo que también están adquiriendo tierras en Chile y Argentina.
Meses después me fui de vacaciones a Santiago a ver a mi familia y al término estas decidí volver a Puerto Natales en barco. Por esta razón, viaje a Puerto Montt para embarcarme en el buque “Puerto Edén” de la empresa naviera “Navimag”. El viaje tendría una duración de 03 días. Al subir al barco me encontré con la sorpresa que había 10 pasajeros israelíes abordo que también tenían como destino Puerto Natales. Me toco compartir mi habitación con un holandés y un español, los cuales fueron mis compañeros durante todo el viaje. A la hora de la cena bajamos al comedor y nos encontramos con los “turistas” israelíes ya comiendo. Estos durante la cena trataron de mantener la distancia, pero la aparición de un Pisco Sauer que traía el holandés rompió el hielo con los israelíes. Anthal, el holandés errante como lo apode, se acerco a ellos y les ofreció pisco. Aceptaron y durante una hora compartimos con ellos. Al parecer el pisco les soltó un poco la lengua ya que nos comentaron que eran soldados y que estaban de viaje por Sudamérica, siendo su mayor interés y atracción la Patagonia chilena y argentina. Como es natural, yo nunca comente mi pertenencia al Ejército y tampoco les hice preguntas muy incisivas sobre sus actividades. Al parecer les caímos bien a estos “turistas”, ya que nos invitaron a compartir con ellos en su hostal exclusivo que tenían en Puerto Natales. En el acto me acorde del hostal “Mónica” al cual no se me permitió ingresar meses antes. Afortunadamente coincidió que nos estaban invitando al mismo hostal.
Al día siguiente, me dirigí al puente de mando del buque y me encontré con la sorpresa que al Teniente Primero que estaba ahí, lo había conocido en una comida realizada en la Escuela Naval, en la cual comentamos el Plan Andina con algunos oficiales de la Armada y el Ejército. Le hable de esa actividad y del tema tratado en ella, acordándose claramente de la comida y del tema conversado. Durante nuestra conversación en el puente, me hablo de lo desagradables que son los “turistas” israelíes como pasajeros, del robo de jabones, almohadas, sabanas, etc. Y de que claramente no son simples turistas que están pasando un “año sabático” antes de entrar a la universidad. Opinión y preocupación que compartí absolutamente con el, de acuerdo a mi experiencia y conocimientos sobre el tema.
Al llegar a Puerto Natales, Anthal me dijo que el se iría con los israelíes y que el hostal quedaba en la calle Magallanes N° 646. Le dije que muy bien y me indicó que la comida estaba programada para las 22:00 hrs.
Esta era mi oportunidad de conocer el famoso hostal y de ver el tipo de apoyo logístico con el que contaban tan “ilustres” visitantes. Llegue a la hora programada y me dispuse a tocar la puerta. Abrió Anthal la puerta y al verme exclama: “¡Y tu!”, esto se debió a que llegue al hostal con mi uniforme de combate y no podía creer que era militar. Ingrese y Anthal me dijo que estaban en la cocina, me dirigí a ella y antes de ingresar me pare en el umbral de la puerta y les dije: “¡Buenas noches!”. La cara de asombro de los israelíes fue increíble, ninguno de ellos me saludo y se miraron entre ellos sin decir ninguna palabra. Me quedo muy claro que no esperaban una sorpresa así, es más me dio la impresión que se sintieron burlados. A continuación les dije que agradecía la invitación pero que por motivos del servicio no me podía quedar. También les comunique que estaba claro que sus visitas a la Patagonia eran de carácter militar y no turístico. Ninguno de los presentes me respondió y me retire del hostal.
Con esta actitud me quedo muy clara la verdadera misión de estos “turistas”. En la prensa e Internet hay gran cantidad de información que corrobora todas las sospechas que existen sobre las visitas de los israelíes a nuestra Patagonia.
Mi interés por las exploraciones de los israelíes me comenzaron a traer algunos problemas en el Regimiento, tal cual como los tuve años antes en la Escuela Militar. Esto me significo esporádicos seguimientos y “marcaciones” por parte de la Inteligencia Militar.
Meses mas tarde, tuve la oportunidad de conocer por obligación la avanzada del CMT (Cuerpo Militar del Trabajo) que estaba trabajando en la construcción de un camino en la zona de Puerto Natales. Al mando de la avanzada estaba un Teniente, con el cual tuve oportunidad de compartir, debido a que éramos los únicos oficiales de la avanzada. Inevitablemente en la conversación toque el tema de los “turistas” israelíes y me pregunto si tenia mayor información al respecto, ya que no manejaba mucho el tema. Le entregue un CD con documentos, el cual se quedo revisando durante la noche. Al día siguiente, después de la iniciación de servicio, fuimos a su oficina a conversar. Me dijo que había quedado muy impresionado y a la vez muy preocupado por la información recibida y se acordó que en una oportunidad, mientras se construía un camino en otra zona de la Patagonia, su avanzada recibió la visita de unos funcionarios del gobierno y de una pequeña delegación de militares israelíes. Me dijo: “¡Ahora entiendo por qué llegaron israelíes a la avanzada!”. Me comento que siempre le pareció extraña esa visita, pero ahora le quedaba muy claro por qué llegaron a “supervisar” la obra.
Meses antes de mi “retiro” del Ejército, me dieron la misión de acompañar a un oficial del CIM (Comando de Institutos Militares), que venia a Puerto Natales a tomar las pruebas para la postulación a un curso de especialidad secundaria. Debido a que este oficial era especialista en inteligencia, le consulte directamente si tenía información sobre las actividades de los israelíes en el sur. Este oficial me responde: “¿Ud. quiere llegar a Coronel?”, yo le respondí que si y este me dice: “Entonces no se meta en cosas que no le corresponde”. A buen entendedor pocas palabras y no pregunte más.
Luego, después de una serie de incomodas y lamentables situaciones, fui llamado a retiro de la institución, en medio de persecuciones, calumnias, irregularidades, detenciones, etc., que terminaron con mi salida obligatoria y bajo amenaza de la Provincia de Magallanes. A tal punto llego esta situación, que fui escoltado por personal militar hasta la sala de embarque del aeropuerto, siendo claramente advertido que si volvía a la provincia sería detenido por personal militar. Posteriormente supe que tomaron esta medida ya que sabían que yo pretendía hacer una campaña de denuncia en la ciudad sobre este tema.
Considero que todo patriota chileno y argentino tiene el deber moral de informarse y oponerse a las pretensiones territoriales de cualquier potencia extranjera sobre nuestro territorio. Aquellos que tienen y tuvieron el honor de vestir el uniforme de la patria y que juraron ante nuestra sagrada bandera tienen una obligación aún mayor.
Este juramento no se extingue por estar en condición de retiro, el juramento es para toda la vida y sólo se extinguirá con la muerte de quien ha jurado. En este moderno mundo materialista en donde la posición social y los bienes son mas importantes que el honor, muchos hombres de armas y patriotas han perdido el norte y miran hacia a un lado cuando el deber les exige cumplir con su deber o con su juramento. Un soldado sin honor, es un simple mercenario del poder del dinero. Un soldado con honor, es capaz de sacrificar su vida por la patria y desechar las conveniencias personales, económicas y sociales por cumplir con su deber. Quien siente miedo ante el enemigo y prefiere la comodidad social y económica antes que el honor, no puede ser patriota y menos aún un soldado.
He escrito este breve relato con la intención de dar a conocer mi experiencia sobre este tema, con la convicción que esta intromisión extranjera debe ser investigada, denunciada, controlada y detenida por los estamentos competentes. Si miembros de la clase política ya han dado la voz de alerta, es tiempo que nosotros hagamos nuestra parte para que este plan salga a la luz y se tomen las medidas correspondientes.
Estas situaciones me hicieron recordar las pretensiones territoriales que históricamente ha tenido el sionismo en nuestra Patagonia y me demostraron que el “Plan Andina” más que una creación de nacionalistas trasnochados es una inquietante realidad.
Estas situaciones lógicamente las comente con mis camaradas de armas y mis superiores. Mis camaradas de la Escuela Militar ya estaban al tanto de las pretensiones israelíes, por mis continuos “discursos” nocturnos en las cuadras de la escuela sobre este tema. Los otros oficiales lo tomaban a broma y me decían que estaba viendo “enanitos verdes”.
A través de un amigo, recibí un folleto titulado “Se acabo Chile”, publicado por el escritor Miguel Serrano, en donde se daban datos específicos sobre esta intromisión sionista en el sur de Chile. Como recibí varios ejemplares los repartí entre los oficiales de la unidad. Las bromas continuaron, pero una semana después ya algunos empezaron a preocuparse sobre este tema y no hicieron más bromas. Como era de esperar, el S-2 del regimiento comenzó a poner ojo en mis actividades privadas y profesionales. Tiempo después, mientras estábamos realizando un asado de camaradería en el Casino de Oficiales, pasaron frente a nosotros dos camionetas Ford blancas (las mismas del hostal) con sus focos encendidos, llevando el chofer de la primera camioneta la bandera israelí flameando en un mástil. Todos los oficiales vieron esta escena y una vez que pasaron las camionetas, todas las miradas se centraron en mi, ante las cuales conteste: “ven, esto no es broma”.
Muy cerca de Puerto Natales hay un pueblito argentino llamado “Río Turbio”, al cual muchos de nosotros íbamos a esquiar. En una oportunidad partí demasiado temprano y encontré el centro de esquí “Valdelen” cerrado. A pocos metros estaba el cuartel de la Gendarmería Argentina y de guardia estaba un suboficial, el cual, al verme solo y esperando, me hizo una seña para que me acercara. Lo hice y me invito a tomar un mate para pasar el frío. Mientras tomaba mi mate llego un oficial, el cual me saludo y me pregunto en que andaba. Le explique que venia a esquiar y como había llegado muy temprano no tenia donde siquiera tomar un café. El Teniente se sienta a conversar con nosotros y realmente no pude evitar hacer una pregunta y le dije: “¿Que pasa con los israelíes en la Patagonia?”. El Teniente y el Suboficial se miraron y sonrieron. El oficial me hablo sobre la gran influencia sionista en la Provincia de Santa Cruz, de las ventas del 20% de los territorios de esa provincia a inversionistas israelíes (en esa época era Kirchner el Gobernador), de las constantes visitas de “turistas” israelíes a la provincia y del irrefutable cumplimiento del “Plan Andina”. Además me comento que es de conocimiento general en las fuerzas armadas argentinas el plan sionista de usurpación territorial, lo que contrasta con el desconocimiento que tiene el personal de nuestras Fuerzas Armadas al respecto.
Esta afirmación coincide con la declaración del ex Comandante en Jefe del Ejército Argentino, General Roberto Bendini, quien declaro: “Pequeños grupos israelíes pretenden quedarse con la Patagonia”, quien por presiones del lobby judío argentino tuvo que dejar su cargo.
En Chile es conocida la compra de grandes extensiones de terreno por el “filántropo” ecológico Douglas Tompkins. Es de conocimiento público que la ecología no es la verdadera motivación de sus compras. El no es el único, hay otros extranjeros y nacionales vinculados al sionismo que también están adquiriendo tierras en Chile y Argentina.
Meses después me fui de vacaciones a Santiago a ver a mi familia y al término estas decidí volver a Puerto Natales en barco. Por esta razón, viaje a Puerto Montt para embarcarme en el buque “Puerto Edén” de la empresa naviera “Navimag”. El viaje tendría una duración de 03 días. Al subir al barco me encontré con la sorpresa que había 10 pasajeros israelíes abordo que también tenían como destino Puerto Natales. Me toco compartir mi habitación con un holandés y un español, los cuales fueron mis compañeros durante todo el viaje. A la hora de la cena bajamos al comedor y nos encontramos con los “turistas” israelíes ya comiendo. Estos durante la cena trataron de mantener la distancia, pero la aparición de un Pisco Sauer que traía el holandés rompió el hielo con los israelíes. Anthal, el holandés errante como lo apode, se acerco a ellos y les ofreció pisco. Aceptaron y durante una hora compartimos con ellos. Al parecer el pisco les soltó un poco la lengua ya que nos comentaron que eran soldados y que estaban de viaje por Sudamérica, siendo su mayor interés y atracción la Patagonia chilena y argentina. Como es natural, yo nunca comente mi pertenencia al Ejército y tampoco les hice preguntas muy incisivas sobre sus actividades. Al parecer les caímos bien a estos “turistas”, ya que nos invitaron a compartir con ellos en su hostal exclusivo que tenían en Puerto Natales. En el acto me acorde del hostal “Mónica” al cual no se me permitió ingresar meses antes. Afortunadamente coincidió que nos estaban invitando al mismo hostal.
Al día siguiente, me dirigí al puente de mando del buque y me encontré con la sorpresa que al Teniente Primero que estaba ahí, lo había conocido en una comida realizada en la Escuela Naval, en la cual comentamos el Plan Andina con algunos oficiales de la Armada y el Ejército. Le hable de esa actividad y del tema tratado en ella, acordándose claramente de la comida y del tema conversado. Durante nuestra conversación en el puente, me hablo de lo desagradables que son los “turistas” israelíes como pasajeros, del robo de jabones, almohadas, sabanas, etc. Y de que claramente no son simples turistas que están pasando un “año sabático” antes de entrar a la universidad. Opinión y preocupación que compartí absolutamente con el, de acuerdo a mi experiencia y conocimientos sobre el tema.
Al llegar a Puerto Natales, Anthal me dijo que el se iría con los israelíes y que el hostal quedaba en la calle Magallanes N° 646. Le dije que muy bien y me indicó que la comida estaba programada para las 22:00 hrs.
Esta era mi oportunidad de conocer el famoso hostal y de ver el tipo de apoyo logístico con el que contaban tan “ilustres” visitantes. Llegue a la hora programada y me dispuse a tocar la puerta. Abrió Anthal la puerta y al verme exclama: “¡Y tu!”, esto se debió a que llegue al hostal con mi uniforme de combate y no podía creer que era militar. Ingrese y Anthal me dijo que estaban en la cocina, me dirigí a ella y antes de ingresar me pare en el umbral de la puerta y les dije: “¡Buenas noches!”. La cara de asombro de los israelíes fue increíble, ninguno de ellos me saludo y se miraron entre ellos sin decir ninguna palabra. Me quedo muy claro que no esperaban una sorpresa así, es más me dio la impresión que se sintieron burlados. A continuación les dije que agradecía la invitación pero que por motivos del servicio no me podía quedar. También les comunique que estaba claro que sus visitas a la Patagonia eran de carácter militar y no turístico. Ninguno de los presentes me respondió y me retire del hostal.
Con esta actitud me quedo muy clara la verdadera misión de estos “turistas”. En la prensa e Internet hay gran cantidad de información que corrobora todas las sospechas que existen sobre las visitas de los israelíes a nuestra Patagonia.
Mi interés por las exploraciones de los israelíes me comenzaron a traer algunos problemas en el Regimiento, tal cual como los tuve años antes en la Escuela Militar. Esto me significo esporádicos seguimientos y “marcaciones” por parte de la Inteligencia Militar.
Meses mas tarde, tuve la oportunidad de conocer por obligación la avanzada del CMT (Cuerpo Militar del Trabajo) que estaba trabajando en la construcción de un camino en la zona de Puerto Natales. Al mando de la avanzada estaba un Teniente, con el cual tuve oportunidad de compartir, debido a que éramos los únicos oficiales de la avanzada. Inevitablemente en la conversación toque el tema de los “turistas” israelíes y me pregunto si tenia mayor información al respecto, ya que no manejaba mucho el tema. Le entregue un CD con documentos, el cual se quedo revisando durante la noche. Al día siguiente, después de la iniciación de servicio, fuimos a su oficina a conversar. Me dijo que había quedado muy impresionado y a la vez muy preocupado por la información recibida y se acordó que en una oportunidad, mientras se construía un camino en otra zona de la Patagonia, su avanzada recibió la visita de unos funcionarios del gobierno y de una pequeña delegación de militares israelíes. Me dijo: “¡Ahora entiendo por qué llegaron israelíes a la avanzada!”. Me comento que siempre le pareció extraña esa visita, pero ahora le quedaba muy claro por qué llegaron a “supervisar” la obra.
Meses antes de mi “retiro” del Ejército, me dieron la misión de acompañar a un oficial del CIM (Comando de Institutos Militares), que venia a Puerto Natales a tomar las pruebas para la postulación a un curso de especialidad secundaria. Debido a que este oficial era especialista en inteligencia, le consulte directamente si tenía información sobre las actividades de los israelíes en el sur. Este oficial me responde: “¿Ud. quiere llegar a Coronel?”, yo le respondí que si y este me dice: “Entonces no se meta en cosas que no le corresponde”. A buen entendedor pocas palabras y no pregunte más.
Luego, después de una serie de incomodas y lamentables situaciones, fui llamado a retiro de la institución, en medio de persecuciones, calumnias, irregularidades, detenciones, etc., que terminaron con mi salida obligatoria y bajo amenaza de la Provincia de Magallanes. A tal punto llego esta situación, que fui escoltado por personal militar hasta la sala de embarque del aeropuerto, siendo claramente advertido que si volvía a la provincia sería detenido por personal militar. Posteriormente supe que tomaron esta medida ya que sabían que yo pretendía hacer una campaña de denuncia en la ciudad sobre este tema.
Considero que todo patriota chileno y argentino tiene el deber moral de informarse y oponerse a las pretensiones territoriales de cualquier potencia extranjera sobre nuestro territorio. Aquellos que tienen y tuvieron el honor de vestir el uniforme de la patria y que juraron ante nuestra sagrada bandera tienen una obligación aún mayor.
Este juramento no se extingue por estar en condición de retiro, el juramento es para toda la vida y sólo se extinguirá con la muerte de quien ha jurado. En este moderno mundo materialista en donde la posición social y los bienes son mas importantes que el honor, muchos hombres de armas y patriotas han perdido el norte y miran hacia a un lado cuando el deber les exige cumplir con su deber o con su juramento. Un soldado sin honor, es un simple mercenario del poder del dinero. Un soldado con honor, es capaz de sacrificar su vida por la patria y desechar las conveniencias personales, económicas y sociales por cumplir con su deber. Quien siente miedo ante el enemigo y prefiere la comodidad social y económica antes que el honor, no puede ser patriota y menos aún un soldado.
He escrito este breve relato con la intención de dar a conocer mi experiencia sobre este tema, con la convicción que esta intromisión extranjera debe ser investigada, denunciada, controlada y detenida por los estamentos competentes. Si miembros de la clase política ya han dado la voz de alerta, es tiempo que nosotros hagamos nuestra parte para que este plan salga a la luz y se tomen las medidas correspondientes.
¡PATAGONIA SIN SIONISTAS!
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